Si tu trabajo son las cargas pesadas seguro que conoces las eslingas.
Son cintas diseñadas para elevar o sujetar de una forma más cómoda y segura materiales en los distintos centros de trabajo, tanto interiores como exteriores y transporte.
En función del tipo de trabajo o carga puedes usar un tipo de eslinga u otro. Básicamente existen dos finalidades: elevación y trincaje. Para elevación se usan eslingas con extremos en forma de ojal que permiten elevar y manejar la carga en distintas posiciones con ayuda de una grúa. Tendremos muy en cuenta la carga de trabajo límite requerida en este tipo de cintas. Para el trincaje se usan con accesorios que permitan la sujeción de cargas.
Hay que seleccionar la eslinga en función de la carga y las necesidades a la hora de mover la carga. Por ejemplo, si la usamos para amarre, debemos tener en cuenta tanto la carga a asegurar como la capacidad de amarre que requiere. No debemos olvidar factores como el tamaño, peso y forma de la carga así como el método de uso previsto y el medio de transporte.
Es muy importante que la eslinga tenga la resistencia necesaria en función de la carga para evitar así posibles roturas o accidentes. Una eslinga tiene más de un uso, de hecho, puede usarse tantas veces como lo permita su vida útil pero es necesario tener en cuenta algunos consejos de mantenimiento para alargar esa vida útil. Es imprescindible revisarla antes de su utilización y comprobar que no presenta zonas rotas o descosidas.